viernes, 30 de diciembre de 2016

Soldadito de Papel



Oye, ¿Me lees?

Sí, tú, se que estás frente a la pantalla. No pienses que hay más, porque no hay más. Me refiero a ti. Escucha, o mejor dicho lee, porque esto es para ti. Me siento enamorado de ti… Así, sin más. No te conozco y tú tampoco me conoces. Pero da igual. Sé que estás ahí y me da mucho gusto saber que existes …sentada, mirando la pantalla, leyendo todas aquellas palabras que escribo. No me hace falta más, sé que podríamos vivir una vida juntos. Sé que podríamos ser felices los dos. Te observo callada, con esa inseguridad que te caracteriza, pero que a mí me atrae. Y es que las personas inseguras en ocasiones esconden los mejores tesoros. Pero cuesta más llegar hacía ellas. Hay que navegar mucho en su profundidad, con una bombona de oxígeno bien grande y unos pulmones bien entrenados. Y hoy en día nadie nos enseña a entrenar los pulmones, para bajar …y encontrarte. Porque lo fácil siempre es pescar en la superficie. Aunque el premio sea siempre menor.

Pero volvamos a lo mío (nuestro). Estoy enamorado de ti aunque tú no me creas, si contemplaras mi mirada, sabrías como tu alma se ve a travez de ella, tenemos dos hilos interconectados, que unen nuestro Mundo, tan mío, tan tuyo …tan nuestro. No me hace falta más, si tuviese un papel delante lo firmaría para que seas la madre de mis hijos. Así de fácil. Y sé que tú también. Tú estás ahora sentada, leyendo esto, pensando que no, que esto se lo digo a todas. Pero te equivocas. Te siento ahí y pienso en recoger tus cabellos desordenados, porque ninguno hemos encontrado nuestro rumbo, y que nuestras noches no vuelvan jamás a ser frías. Y que además no vuelvas a maldecir a los hombres. Y que los únicos silencios que compartas sean conmigo. He buscado mucho para encontrarte. He ido a muchas fiestas, he viajado por América y Europa, e incluso he buscado en Internet. Pero nada. Y mira, donde menos se podía esperar, ahí estabas. O mejor dicho, ahí estás. Leyéndome.

Pero hay poco que podamos hacer. Porque tengo una mala noticia. No te voy a encontrar. Y no vas a volver. Sí, sé que estás ahí. Existes. Lastimosamente no han descubierto ninguna herramienta que permita encontrar almas perdidas en el fondo de los Océanos. Más bien todo lo contrario, existen herramientas para mirar en la superficie. Pero es justo lo que tú y yo no queremos. Queremos algo más.

Y ya es tarde… Hay muchas almas perdidas que siguen esperándose. Así que poco podemos hacer. Quizá un día nos veamos en algún desafortunado lugar. Tú irás con tu amiga, le contarás tus historias de fin de semana, mientras ojeas algún libro. Porque siempre te acercas a los mostradores a mirar. Porque se apodera de ti una repentina obsesión por leer, y todos los libros te apetecen cuando los ves en la sección de “Novedades”. Yo iré con algunos amigos. Nos miraremos. Sabré que eres tú, y tú también sabrás que soy yo. Pero no diremos nada. Ni siquiera una sonrisa, nos conformaremos con una mirada robada, de esas instantáneas …aquellas clandestinas. Como clandestino es nuestro amor secreto.

Quizá ocurra en el supermercado. Estaré delante de ti en la fila para pagar. Porque los dos hemos escogido la fila lenta. Como siempre. Y la cola de al lado pasa a una velocidad de vértigo. A veces me pregunto si existen las personas que cogen la cola rápida. Yo las veo pasar, están ahí, pero cuando lo comento con alguien, siempre, todo el mundo escoge la fila lenta. Siempre. ¿Dónde están los que veo pasar por la caja rápida? A veces pienso que no existen, que son hologramas que nos ponen para que nos sintamos aún peor. A nosotros se nos ha adelantado una señora que no atina a encontrar en su monedero los 5 céntimos de su cuenta. O se ha estropeado el lector de tarjetas. O repentinamente quiere cambiar un producto porque no está rebajado como ella pensaba. O quiere hielos, alcohol o cualquier otro producto del almacén. El caso es que ahí estamos, esperando que ese momento dure eternamente, por una vez. Que la señora no encuentre la moneda, que el lector de tarjetas se estropee para siempre, o que la dependienta se vaya a por hielos y no vuelva nunca. Pero no. Ese momento termina y la oportunidad pasa.

Y yo no me atrevo a decírtelo… Quizá esto ocurra en un parque. Paseando. O en un bar. O en el metro, en el mismo vagón. O en el cine, viendo la misma película y sintiendo nuestra presencia. Debe ser bonito compartir ese momento contigo. Sea el sitio que sea, lo más probable es que sólo consigamos una mirada robada. Y luego nos alejemos. Y volverás a casa y recordarás al chico que has visto. ¿Sería él? Sí, quizá fuese él. Pero no hay solución ahora. A la próxima le digo algo, piensas. Pero no habrá próxima vez.

Porque el Mundo es muy grande. Y nosotros muy pequeños. Y no nos volveremos a ver. Y recordaremos lo que pudo ser y no fue. Y luego lo olvidaremos, porque será demasiado leve, como para que permanezca suspendido en la Torre de nuestros corazones.

Porque no tuvimos agallas. Porque fuimos cobardes. Porque era una locura. Pero quería que lo supieras. Que me enamoré de ti en aquel instante …y no me he olvidado. Y que te sigo esperando. Que sigo esperando que el azar te ponga otra vez en mi camino. Porque, quizá la próxima vez…



AudioRelato [Soldadito de Papel] ► goo.gl/KZTi2z
Nota Facebook ► goo.gl/1uwbhc

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias, ¿Has leído alguno más? :)