Los científicos son sumamente meticulosos. Nos gustan la estadística y las listas. Realizar procedimientos. Disfrutamos seguir los pasos al detalle. Aunque siempre nos ha gustado creer en números y fórmulas también sabemos que los grandes descubrimientos químicos han ocurrido por accidente: radiactividad, penicilina, corteza de árbol venenosa, una cura para la malaria, una pequeña pastilla azul para la hipertensión, al diablo la impotencia.
Es difícil para nosotros aceptar que no siempre el trabajo duro y no prestar atención en los detalles es lo que nos da las respuestas que buscamos. Pero a veces sólo tenemos que ponernos cómodos, relajarnos y esperar por el accidente feliz.
Nunca sabemos cómo puede terminar nuestro día.
Nunca sabemos cómo puede terminar nuestro día.
¿Preferiríamos saberlo? Por supuesto.
Son los accidentes los que siempre llegan a ser las partes más interesantes de nuestro día, de nuestra vida… Nunca esperamos que la gente aparezca… El giro de acontecimientos que nunca hubiéramos elegido para nosotros mismos.
Son los accidentes los que siempre llegan a ser las partes más interesantes de nuestro día, de nuestra vida… Nunca esperamos que la gente aparezca… El giro de acontecimientos que nunca hubiéramos elegido para nosotros mismos.
De repente, te encuentras a ti mismo en un lugar que nunca esperabas estar, y es agradable… Y lleva un tiempo acostumbrarse a eso. De esto es lo que hablo, va sobre tus planes. Preparando las listas… Y esperando que cualquier accidente que venga en tu camino… sea feliz.
Renegados inadaptados, eso es lo que nos gusta pensar de nosotros, nos hace sentir que somos malditos y atractivos. El problema es que no es exactamente cierto. En el fondo, somos seguidores de reglas, ovejas. No rompemos el protocolo, seguimos las instrucciones al pie de la letra. Porque si no seguimos el protocolo, hacemos daño y dejamos de ser malditos, y pasamos a ser malos.
Es el dilema de todos nosotros: vas a lo seguro y sigues el protocolo, o tomas un riesgo e inventas un nuevo protocolo. Puede haber alguna recompensa por tomar el riesgo, pero también puede haber una desgracia.
Más aún, necesitas rebelarte contra el sistema de vez en cuando y apostar a lo grande. Y cuando recibes los resultados que quieres, no hay mejor sentimiento en el mundo.
Pero, ¿Y cuándo no?
Más aún, necesitas rebelarte contra el sistema de vez en cuando y apostar a lo grande. Y cuando recibes los resultados que quieres, no hay mejor sentimiento en el mundo.
Pero, ¿Y cuándo no?
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