lunes, 16 de julio de 2018

A ¡Dios!

El diccionario define la “pena” como una inmensa carga emotiva causada por la aflicción o por una pérdida. Una tristeza aguda. Un doloroso remordimiento. Como científicos, nos han enseñado a confiar en los libros, y en sus definiciones indefinidas. Pero en la vida real las definiciones tan precisas, raramente se aplican. En la vida real la ¨pena” se puede definir solo como una tristeza muy aguda.
El dolor viene para todos cuando es el momento y a su manera. Así que lo mejor que podemos hacer, lo mejor que cualquiera puede hacer, es intentar la sinceridad. La cosa verdaderamente jodida, la peor parte del dolor, es que no puedes controlarlo. Lo mejor que podemos hacer es permitirnos sentirlo cuando llegue, y dejarlo ir cuando podamos. La peor parte, es cuando piensas que lo habías superado y empieza de nuevo. Te corta la respiración. Hay cinco estados del duelo. Son diferentes en cada uno de nosotros, pero son siempre cinco: Negación, rabia, negociación, depresión ...aceptación.
Cuando alguien fallece, o sufrimos una perdida catastrófica, pasamos por cinco diferentes etapas de duelo. Pasamos por la negación, porque la pérdida es inaceptable. No podemos imaginar que sea cierto, nos enojamos con todos, con los sobrevivientes, con nosotros mismos; y después… rogamos, suplicamos, ofrecemos todo lo que tenemos, ofrecemos nuestra alma, y la cambiaríamos por un día más. Cuando la negociación ha fallado, y la rabia es demasiada como para contenerla, caemos en la depresión, hasta que finalmente tenemos que aceptar que hicimos todo lo que pudimos… dejamos ir… lo dejamos ir y pasamos a la aceptación.
Pueden enseñarnos de diferentes maneras a manejar la muerte, pero nunca como ha seguir viviendo.
AudioRelato [A ¡Dios!]   goo.gl/VxkagX
Nota Facebook ► goo.gl/zuMUC3

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias, ¿Has leído alguno más? :)