Te condeno a verme en cada imagen que vean tus ojos, y volverás a los días que a mi lado estuviste. Te condeno a sentirme con cada gota de agua que recorra tu piel, y recordarás que esa piel tuya, pasó por mis manos cada tarde de placer. Te condeno a pensarme cuando tus manos toquen otros cuerpos, y sentirás que no encajan, porque esas tus manos, tan suaves, tan cálidas y placenteras se deben a mí, a mi pecho, a mi cintura, a mi piel... ¡Y sólo ahí encajan! Y entonces viviré eternamente, en cada copa de vino que rocen tus labios, esos labios tan míos, que tú te empeñas en compartir. Y estaré en cada canción que oigas, cada verso que escuches, cada palabra que leas, aquellos que tanto recibiste de mí. Sentirás mi aroma en tus cabellos, testigos de tanta pasión que te di. Y todas las noches me tendrás, todas las noches seré tuyo, pero sólo en tu pensamiento... Y entonces, cada mañana sentirás, como ese sentimiento se apaga, como todo ese placer se esfuma.
Pase lo que pase, quisiera que nunca me olvides, ni me dejes encerrado en aquella cripta creada bajo tu pecho. Por favor... Guárdame en tu alma, y recuérdame siempre, siempre que te sientas vencida, porque un día sabrás, que fuiste la razón más importante para alguien, y que marcaste su vida, de tal manera que te lleva grabado en el alma, toda su eternidad. Nunca temas decir mi nombre, porque siempre estaré orgulloso de mencionar el tuyo.
Ahora que me has olvidado. Cada mañana que salgas a la calle ¡Sonríe! porque cualquier momento es bueno para enamorarse de esa sonrisa.
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