Reencuentros.

Y te prometo que sí algún día llego a verte por la calle, no bajaré la cabeza, mucho menos miraré hacia otra parte. Le haré frente al destino y te veré caminando de su mano, al igual que alguna vez estuviste de la mía, aunque no sé qué vaya a pasar conmigo, quizá sea el corazón que se me quiera salir en ese instante, tal vez sea la nostalgia que me invada por dentro en aquel momento, pero no ...no me iré, tan sólo dispararé una de esas sonrisas que saben a lágrimas, unas de esas sonrisas que te dicen adiós.

Cuando nos veamos, quisiera que me contases de ti... ¿Cómo te ha tratado la vida, desde aquel día que decidiste huir? ¿Ha servido de algo esconder tus sentimientos para poder seguir? Dime: ¿Cómo haces para entregarte, si sabes que no soy yo? ¿Cuantas veces te mientes a diario frente al espejo, para hacerte a la idea de que yo nunca existí? Yo, en cambio reconozco día tras día a la vida, ese amor que por ti sentí. Es irreal, pero aún tu sombra sigue aquí, abrazándome, y susurrándome al oído todos aquellos momentos que vivimos y quisimos repetir. ¡Vete!... ¡Vete! ...y toma tu boleto de viaje, hacia donde te lleve el olvido. Que yo seguiré aquí en carretera, recordando y aprendiendo de lo que hemos vivido.

Para cuando regreses de donde sea que hayas ido, debo decirte que te estarán esperando mis brazos abiertos. Estará una taza de manzanilla en la mesa, junto a los besos que quieras tomar de mí. Estarán unas miradas listas para clavarse como espinas en la silueta de tu cuerpo, estarán mis dedos para recorrer lentamente el contorno de tus manos, tu piel, tus labios. Y entonces, podrás abrazarte a mi pecho, y saber que estás en el lugar indicado.


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