domingo, 21 de julio de 2019

Infelices para Siempre


Todos recordamos los cuentos de nuestra infancia de antes de irnos a dormir. El zapato de la Cenicienta, Pinocho, la rana que se convierte en príncipe. La Bella Durmiente que se despierta con un beso. Érase una vez… y entonces vivieron felices para siempre…
¡Cuentos de Hadas! la base de los sueños.
El problema es que los cuentos de hadas no se hacen realidad. Son las otras historias, las que empiezan con noches oscuras y tormentosas y terminan terriblemente. Son las pesadillas, que siempre parecen volverse realidad. A la persona que inventó la frase “Felices para Siempre” deberían darle una bofetada bien fuerte. Érase una vez… fueron felices y comieron perdices… las historias que contamos son materia de sueños. Los cuentos de hadas no se hacen realidad. La realidad es más atormentante… demasiadamente turbia… Da más miedo. La realidad es bastante más interesante que vivir felices y comer perdices.
No estamos satisfechos con nosotros mismos, no nos relajamos. No nos quedamos quietos. Juguemos a lo que juguemos, nos gusta ganar. Y cuando ganamos, empezamos otro juego. Nos presionamos. No importa cuánto consigamos. Si eres montañista, siempre habrá otra montaña.
Toman fotos de escaladores en la cima de la montaña sonriendo estáticos, triunfantes.
No toman fotos durante el camino ¿Por qué? ¿Quién quiere recordar el resto?
Nos presionamos, porque tenemos que hacerlo, no porque nos guste o no la escalada es implacable, el dolor y la angustia de llevarlo al siguiente nivel; nadie toma fotos de eso, nadie quiere recordar.
Solo queremos recordar la vista desde las alturas, el momento que nos quita el aliento en la cima del mundo. Eso es lo que nos mantiene escalando, y vale la pena el dolor.
Esa es la parte loca.
AudioRelatos ► goo.gl/9GX7U3

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