Una enorme realidad que a todos ocurre, es saber que en el fondo hay cosas que nunca llegarás a decir, ni confesarás… por miedo. Esto es, porque todos somos cobardes cuando se trata de decir algo que nos importa demasiado. Y es que las cosas que importan de verdad, siempre se dicen con una mirada, un gesto, una sonrisa. Hasta existen ocaciones, que sin tener lo que quieres, te da miedo a perderlo.
Pero, ¿Saben? no vale la pena forzar las cosas, todo ocurre cuando menos te lo esperas, como por arte de magia, para bien o para mal, te das cuenta que nada depende de ti, que también depende de otros, eso hace que la vida sea tan curiosa. Que las cosas no tienen valor por sí solas, serán importantes en la medida que tú le des importancia.
Cuando tomas una decisión, el mundo tiene que cambiar. Llegan entonces las consecuencias que no estaban previstas. Solo algo parece claro en ese instante: que aquello que decidiste, estuvo mal... Quisiéramos sobrevivir a la tormenta, tememos que cuando amaine la tempestad no quede nadie ...yo siempre decía que podía con todo. Me equivoqué como en tantas cosas. Sin embargo tenia razón en una, en elegirla a ella.
Pero, ¿Saben? no vale la pena forzar las cosas, todo ocurre cuando menos te lo esperas, como por arte de magia, para bien o para mal, te das cuenta que nada depende de ti, que también depende de otros, eso hace que la vida sea tan curiosa. Que las cosas no tienen valor por sí solas, serán importantes en la medida que tú le des importancia.
Cuando tomas una decisión, el mundo tiene que cambiar. Llegan entonces las consecuencias que no estaban previstas. Solo algo parece claro en ese instante: que aquello que decidiste, estuvo mal... Quisiéramos sobrevivir a la tormenta, tememos que cuando amaine la tempestad no quede nadie ...yo siempre decía que podía con todo. Me equivoqué como en tantas cosas. Sin embargo tenia razón en una, en elegirla a ella.
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